Hasta que llegó el momento de tener la gran cita con el eurodance. Sin embargo, al llegar al Teatro Coliseo, no pensábamos encontrarnos con que Snap!, ídolo del hip house de los 90’s, no abordaría el avión con rumbo a Chile, debido a problemas personales. Mientras las dudas respecto a la ausencia del artista se acrecentaban entre los asistentes agolpados en la entrada del Teatro Coliseo, en el recinto el ambiente se encendía a manos del DJ Javier Saldias. Quién se encargaba de animar la atmósfera y además de preparar con sus mezclas temas de los 90’s de eurodance y contemporáneos, tales como Benny Benassi, y destacándose Corona, que vendrá próximamente en diciembre al mismo recinto, en compañía de Black Box.

 

El show empezó con la alta expectativa y ansiedad de las personas que estaban dentro del lugar, mientras que siendo las 22:24 horas, se detiene la música a cargo del DJ, quien es despedido por los asistentes con cariño, oscureciendo poco a poco las luces del escenario y entrando en escena el dueto compuesto por Lane McCray y Dana Rayn,  al ritmo de “Sweet Dreams”. Simultáneamente se iba subiendo la intensidad lumínica y el volumen de la música, el público comenzaba a prenderse, eufórico, vociferaban los fanáticos por los artistas ya en escena.

Uno de los momentos más llamativos de esta entrada fue cuando hicieron un guiño a “Sweet Dreams (Are Made Of This)” de Eurythmics, de comienzos de la década de los 80’s, haciendo calzar los tiempos de la letra al ritmo de su propia versión, en la voz de Dana Rayne. 

 

Entre canción y canción McCray, quien entró al escenario con bastón, se desenvolvía con mucha energía, habiendo dejado de lado su apoyo, e interactuando a través de bastante energía con su compañera, y los presentes en el show, danzando como si volviera a estar en sus 30 años.

 

La química que se generaba entre los músicos, bailando y cantando, era innegable y hasta sensual, con movimientos que hacían subir la temperatura en el escenario, y la forma en que se miraban, hacía que el lugar se llenara de magia, por ser un momento tan especial con los grandes clásico.

A medida de que avanzaba el show, los asistentes, que iban de edades entre los 20 a 70 años, bailaron, cantaron y gozaron de igual forma, demostrando que el ritmo del eurodance aún puede ser vacilable, y hasta heredable, como una forma de conectar entre generaciones.

 

Sonaron canciones clásicas de su repertorio del disco Sweet Dreams del año 1995, además del clásico del mismo nombre, el público disfrutó de canciones como “I Love To Love” y “Fallin’ in Love”. Y es que La Bouche tiene muchos clásicos, tanto así que a quienes nacimos en las últimas décadas del siglo pasado, tenemos varios en nuestra memoria colectiva, además de las ya nombrados, como por ejemplo “You Won’t  Forget Me” (1998), las que fueron totalmente agradecidas por las cientos de almas sedientas de magna fiesta.

También sonó el tema dedicado póstumamente a Melanie Thornton: “In your life”, canción que aparece en el compilado Best Of La Bouche feat. Melanie Thornton del año 2003, quien fuera la vocalista original y tan recordada de La Bouche.

 

Definitivamente,  uno de los singles más esperados de la noche y para cerrar con broche de oro fue “Be my Lover”, parte de su primer lanzamiento en 1995, desatando la locura entre quienes estuvieron presentes en el concierto mientras coreaban a gritos el tradicional laralarilalaralá.

Luego de más de una hora y media de show, los artistas se despidieron llenos del cariño del público para dejarlos en manos del DJ, para continuar con la fiesta hasta la madrugada, en esta jornada de recuerdos musicales.

Gracias Transistor por traer de vuelta a estos artistas que animaron parte de nuestra infancia y adolescencia. Y probablemente también, la adultez temprana de muchos asistentes que fueron a revivir fiestas de antaño.}

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