Poco más de un año y seis meses pasaron para que los maestros suecos de heavy/power metal HammerFall regresaran a Chile, un país del cual siempre se han sentido agradecidos por la respuesta, entrega y cariño del público nacional. Y esta nueva visita no fue la excepción, puesto que el Teatro Coliseo vibró con las canciones del quinteto, en donde los puños en alto, emulando martillos, fueron una postal a enmarcar la noche del 14 de noviembre.
Puntualmente, a las 21 horas, HammerFall hace acto de presencia en el escenario, que proyectaba de fondo en una gran pantalla la portada de su más reciente trabajo Avenge the Fallen (2024), comenzando precisamente con el tema que abre y da título a su nueva placa. ¿Listos para el llamado?, pregunta su vocalista Joacim Cans, para que llegue el primer clásico de la noche, “Heading the Call” de su segundo LP Legacy of Kings (1998), con toda la audiencia cantando el coro, desatando la adrenalina, y volver con el nuevo corte “Any Means Necessary”, con un gran trabajo en guitarras de Pontus Norgren y de su líder, Oscar Dronjak.
Tras esa tripleta sin respiro, Cans aprovecha de saludar al público, haciendo una pausa más que necesaria, señalando que “es un honor” volver a Chile, y arremeter con la marcialidad guerrera de “Hammer of Dawn”.
Es increíble ver y sentir en vivo la conexión de HamerFall con sus fanáticos, con un carismático Joacim Cans que maneja a su antojo a los presentes, conversando con ellos en varias oportunidades, y cuya voz se escuchó prístina durante todo el show, como si el paso de los años no hiciera mella en su garganta.
La banda, que revindicó la temática más medieval, templaria y guerrera -que se había perdido en la música pesada en la década de los 90- siguió con cortes como “Renegade” (precedida del sonido de un motor de motocicleta), “Freedom y “Hammer High”: en esta última, Cans pide levantar los puños en alto como martillos personales.
Así es como llega otro de los puntos altos de la jornada heavymetalera, con “Last Man Standing”, la que con el pasar de los años se ha convertido en una infaltable en sus conciertos, sencillo que apareciera años atrás en una compilación y que como dato, en Chile tuvo su debut como “nueva canción” en 2007, en el primer Chile Rocks, en que acompañaron a HammeFall el vocalista finés Timo Kotipelto (Stratovarius) y los alemanes Kreator.
Tras la rápida y afilada “Fury of the Wild, en la que su vocalista alcanza agudos más altos, y el medley de Chapter V, llega “Let the Hammer Fall”, en la que se les pide a los fans más “veteranos” ayudar a los más nuevos, a cómo se debe cantar a todo pulmón este himno del heavy metal, que comienza con la batería de David Wallin sonando como un trueno.
Es así como ya finalizando la primera parte, comienzan los acordes de la infaltable balada presente en los shows de HammerFall, con “Glory to the Brave”, con todo el teatro entonando la primera estrofa del tema, resonando con fuerza en cada rincón del recinto, con los brazos del público meciéndose al vaivén de la melodía, en un momento colmado de nostalgia y emoción. Mención aparte con “The End Jutifies”, que retomó la velocidad, pero un fallo técnico apagó la pantalla de fondo y dejó sin voz a Cans, lo que fue arreglado rápidamente, con los fanáticos cantando y apoyando a la banda tras el inconveniente.
Tras “(We Make) Sweden Rock”, el homenaje de HammerFall a las bandas de rock y metal de su natal Suecia, el conjunto se retira, para volver casi de inmediato con la nueva “Hail to the King”, que mantiene toda su esencia característica, y cerrar definitivamente con “Hearts on Fire”, convirtiendo en una fiesta de heavy metal el Coliseo.
“Muchas gracias templarios chilenos, esperamos volver pronto”, exclama Cans, entre los aplausos y vítores del público, tras una hora y media concierto, en una noche en que el martillo sonó y cayó con más fuerza que nunca sobre Santiago.
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