Hay noches que se sienten más como un ritual que como un simple concierto. Y la del pasado domingo fue, sin duda, una de ellas. Tras más de dos décadas de trayectoria, los italianos Forgotten Tomb finalmente llegaron a Chile en el marco de su gira latinoamericana “Suicidal June”, un recorrido que los llevó a presentarse por primera vez en México, Colombia, Perú y, por supuesto, Santiago. Con su último álbum Nightfloating (2024) bajo el brazo y una formación renovada que inyectó sangre fresca y potencia cruda a su sonido, la banda nos regaló un show que quedará marcado en la piel de quienes hemos vivido su música como refugio, desahogo y catarsis.
El primer golpe emocional de la noche vino de la mano de Mourners Lament, la banda chilena que tuvo el honor y la responsabilidad de abrir esta ceremonia oscura. Y vaya que estuvieron a la altura. En una noche fría y pesada, los locales canalizaron perfectamente esa atmósfera melancólica que tanto amamos, interpretando temas fundamentales de su álbum A Grey Farewell. Un show que nos deleió con canciones como “Suffocating Hopes”, “Towards Abandonment”, “Ocaso”, “Slumbers” y “Mass Eulogy”. Una gran presentación que se convirtió en un eco perfecto para preparar el espíritu de los asistentes. Verlos ahí, tan entregados a su arte, fue recordar que en Chile también tenemos exponentes que saben convertir el dolor en belleza sonora.
Pero el aire cambió por completo cuando las luces se apagaron y una intro ominosa comenzó a retumbar por todo el recinto. Era el gran momento de Forgotten Tomb que salían al escenario por primera vez en Santiago de Chile, y la respuesta fue una ovación ensordecedora. Un momento que esperábamos por muchos años, para los amantes de los sonidos depresivos y oscuros. Ferdinando “Herr Morbid” Marchisio junto a su banda, reales, cercanos y potentes. Dieron su primer golpe con “Love’s Burial Ground” perteneciente a su disco homónimo, siguiendo con “Active Shooter Redux” y luego su último single “Nightfloating”, uno de los puntos más altos del show. Escuchar en vivo este tema de su última placa fue confirmar que Forgotten Tomb sigue vigente, evolucionando sin perder el alma sombría que los hizo únicos.
El local estaba prácticamente repleto, donde se respiraba una atmósfera de comunión, como si cada persona allí supiera que estaba viviendo algo histórico e irrepetible. Gente con poleras y material de la banda, ojos llorosos, miradas cómplices, cuerpos que se movían en trance. Cuando sonaron temas como “Reject Existence”, “This Sickness Witherd My Heart” y la potente “Todestrieb”, se desató una mezcla entre euforia y contemplación. No se trataba de pogos ni saltos desenfrenados; esto era otro tipo de intensidad, una que nacía desde las grietas del alma.
El final fue simplemente perfecto, porque la banda nos llevó al abismo con “Disheartenment”, para luego golpear con fuerza en un cierre que combinó crudeza y sensibilidad a partes iguales. Pero la verdadera sorpresa, y delicia, fue el broche de oro, con la versión visceral de “I Wanna Be Your Dog” de The Stooges. Una mezcla de elementos que Forgotten Tomb entregó desde su lado más intenso y depresivo, justamente como lo necesitábamos para estas fechas tan frías en nuestro país.
Ya en el Meet & Greet, Ferdinando se dio el tiempo de dar las gracias a la audiencia chilena por tantos años de espera y apoyo incondicional, al local por recibirlos con tanta calidez y a la gestión que hizo posible esta gira. Y como si fuera poco, se quedaron a compartir Alessandro “Algol” Comerio, Joschu y Francesco La Rosa con sus fans más fieles en un íntimo y emotivo momento, en que firmaron discos y se sacaron fotos. Un gran gesto que cerró la noche con humanidad, demostrando que detrás de tanta oscuridad, también hay un corazones que laten fuerte y apasionadamente, unidos por la música.
Ver a Forgotten Tomb en vivo en Chile fue cerrar un ciclo, cumplir una promesa silenciosa que muchos hicimos con nosotros mismos cuando escuchamos por primera vez el aclamado disco Songs to Leave, del año 2002.
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