Fotografías: Javier Yulian
El frío de Siberia, con sus vastos paisajes helados y su implacable clima, se ha convertido en un símbolo de resistencia, misterio y fortaleza. La cultura siberiana, propia de Nytt land, marcada por su relación profunda con la naturaleza y sus raíces ancestrales, transmite una energía única que atraviesa siglos de historia y sabiduría. Las tradiciones orales, las danzas tribales, y los sonidos de instrumentos primitivos, nos hablan de un vínculo con la tierra que trasciende el tiempo, y conecta a las personas con algo mucho más grande y profundo que ellos mismos.
Este caluroso domingo, iniciando el mes de febrero, el escenario de la sala Metrónomo, se iluminó con una atmósfera única, directamente desde estos parajes gélidos, en un espacio lleno de misticismo y energía ancestral. Eran las 20:00 horas en punto, cuando las luces rojas bañaron el recinto, y un sahumerio comenzó a llenar el aire, marcando el inicio de una noche, a cargo de Natalya y Anatoly Pakhalenko en la esencia de Nytt Land, con raíces profundas en el dark folk, sorprendieron desde el primer momento, con su propuesta exótica, fusionando tradición, oscuridad y pasión en una experiencia verdaderamente ritualista.
Natalya, con una presencia imponente, dio comienzo al concierto con una serie de cánticos llenos de fuerza. Acompañada por percusiones sagradas de pueblos originarios, mientras que en sus manos se deslizaban instrumentos ocultos, que daban vida a una atmósfera etérea. En cada nota, lograban sumergirnos en ese universo sonoro en el que la naturaleza, las aves y los sonidos del viento, se mezclaban con las melodías misteriosas provenientes de lo más profundo de la penumbra. A medida que la música fluía, el escenario parecía transformarse en un mundo lejano, y en una entrega de casi una hora, nos deleitaron con lo mejor de una cultura rica en historia y significado. Bajo una reverencia, y dejando a todos los presentes bajo la estela de asombro y reflexión, el trío de Nytt land, se despedía de quienes nos inmiscuimos en una parte de su origen y naturalidad impresionante.
Más tarde, cuando ya el reloj marcaba las 21:21 horas, exactamente, las luces se apagaron nuevamente, y la escena se preparó para la entrada de Håvard Ellefsen, o más conocido como Mortiis. Es importante recordar, que este músico, cuya figura se ha convertido en sinónimo del “Dark Dungeon Music”, tal como indicaban sus pendones en el escenario, fue una pieza fundamental en los primeros días de Emperor. En su etapa como parte de esta banda, Mortiis desempeñó un papel clave como bajista y compositor, contribuyendo entre el año 1991 hasta el 1993, en el demo Wrath of the Tyrant, el EP homónimo, y en el Split Hordanes Land, junto a Enslaved.
Y en esta ocasión, tuvimos la dicha de tener su propio proyecto nuevamente, después de su paso el año 2018 en Chile. Quien fue el encargado de cubrir el recinto con su música, cargada de atmósferas oscuras y grandiosas composiciones, que pasaron por unos sintetizadores ambientales, pero siempre mostrando esa esencia inquietante, y profunda que lo caracteriza.
Entregando una experiencia teatral, acompañado por ilustraciones que son parte de su arte, luces tenues, y un atuendo enigmático, nos interpretó piezas de su conocida placa Født til å herske (1994), tomando el control del estrado, y llevando la velada a un nivel aún más profundo de melancolía y opresión. En que sus teclados comenzaron a sonar como ecos fantasmales, creando un ambiente denso, que se mezcló con la introspección y un momento lleno de hipnotismo.
Ya al final del show, logramos escuchar su voz, bajo ovaciones, y una actitud siempre solemne, se convertía en el momento perfecto para el clímax de una noche, aunque se hizo breve, nos dio un paseo por su oscura esencia, hacia lo desconocido. Una fecha que sin duda, hizo relucir la oscura existencia de Nytt Land y Mortiis, recalcando que la música es mucho más que sonidos, sino que también puede ser un viaje, que nos invita a confrontar lo inexplorado y lo profundo dentro de nosotros. Una noche cargada fielmente, a la introspección necesaria en los seres humanos.
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