Parecía ser una jornada normal de heavy metal. Como es típico, el tramo desde Metro Moneda, caminando a la entrada se repletaba de la masa negra uniformada, muchas poleras homenajeando al protagonista de la noche y un nutrido merch para todos los gustos inundaba Nataniel Cox. Aunque el vulgar clickbait siempre reza: “Final inesperado”, les prometo que esta vez es real y, ni siquiera Nostradamus podría haber vaticinado el desenlace de la jornada… Este locutor les dice: otra vez aquí, ven y enróllate.

El despegue del Barón Rojo.

Exactamente a las 21 hrs, las luces del escenario se encienden y en la pantalla se vislumbra la imagen del disco Volumen Brutal (1982) sacando gritos desde el público, pero 22 minutos después recién se alzaría el vuelo real. En la pantalla corren las imágenes del piloto Manfred von Richthofen (cuya leyenda le dio el nombre a la agrupación) mientras se mezclaban con las emocionantes palabras “Si he de escoger entre ellos y el rock…” con la música de introducción alzando cada una, nuevamente más aviones de la primera guerra mundial para continuar “Elegiré mi perdición, sé que al final tendré razón…”, seguíamos con más música y bombardeos para finalizar con las frases “Y ellos no, ¡Mi rollo es el rock!”, y los cuatro miembros entraban a escena saludando entre un vitoreo ensordecedor, en una introducción que ni al más duro dejó indiferente de embargarse de emociones. Abren con “Campo de concentración” y “El Presidente” mostrando que las gráficas estaban realmente muy cuidadas para cada canción, exponiendo de fondo los álbumes a los que pertenecían, imágenes que explicaban sus letras, o incluso las partes del vídeo clip en el momento exacto que las estaban tocando en vivo. Continuarían con “Tierra de Vándalos” y “Fugitivo”, para subir la velocidad, y el doble bombo de Rafa Díaz.

Momento de planear en el aire.

Pareció en un momento que una inyección de adrenalina les hubiera llegado, como si hubieran visto algo especial que los llenó de energía, y se transmitía al público, porque comenzaba a sonar “Breakthoven” y absolutamente todos estaban cantándola a todo pulmón, canción que enaltece el rock a niveles de la música clásica, y con mensajes culturales, en donde probablemente, si el mismísimo Beethoven hubiera nacido en nuestro tiempo, la habría tocado. Las guitarras tomarían protagonismo para proclamar “Caso Perdido” de su cuarta placa En un lugar de la Marcha (1985), la cual es una alusión directa al Quijote de la Mancha, de una forma contestataria, y en búsqueda de la lucha por los principios. Seguiríamos con “Noches de rock ‘n’ roll” y su sonido inspirado en los años ’50, pero compuesta en el año 1992, y seguida de “Chica de la ciudad”, la que al parecer tenía a varias personas rememorando vivencias de su pasado, sintiéndose identificado, cantando al aire con los ojos cerrados. 

Acrobacias en pleno vuelo.

A medio tiempo irrumpe una canción que pareciera no tener estrofas, sino todo es un gran coro de principio a fin “Las Flores del Mal” y lo mismo con “Hermano del rock & roll”. Un solo de guitarra de Armando de Castro, y los strings de fondo anunciaban el esperado homenaje “Concierto para ellos, un respetuoso tributo a las leyendas que los inspiraron en sus años de adolescencia, pero partieron sin lograr longevidad. Así en las pantallas aparecían no solamente lo personajes escritos en su letra como Bon Scott, Janis, Lennon, Allman, Hendrix, Bolan, Bonhan, Brian y Moon, sino también algunos más recientes como Ronnie James Dio, Lemmy Kilmister, Dimebag Darrell y muchísimos más. Pero no pararíamos de corear, porque este era el momento para proclamar nuestro destino, y saber hacia dónde nos guiaría nuestra carretera, tal como se oía comentar a las personas del lugar con “Los rockeros van al infierno”, una total y completa declaración de principios para cualquier seguidor del rock pesado y el metal. Y si piensan que los rockeros perdonan, ya tienen que ver lo rencorosos que pueden llegar a ser: “Con Botas Sucias” como un dardo al sello CBS, que intentó imponer reglas comerciales a la antigua banda de los hermanos De Castro, situación que no aguantaron, proclamando que nacieron para ser libres creativos y dar larga vida al rock and roll, la que terminó en un homenaje a Steppenwolf con “Born to be Wild”. Si esto no es poesía llevada a la música viva, entonces nada lo será en la historia. 

Preparando el Bombardeo.

Si hay algo que ha destacado la historia de Barón Rojo, es la perfecta claridad de sus letras, tanto para hacernos partícipes y jugadores vivos de ella, como para deleitarnos con retóricas o juegos líricos avanzados. Pruebas fehacientes de esto, es por una parte “Cuerdas de Acero”, que traspasa el sentimiento que se origina al entrar en contacto con tocar un instrumento y hacer música, de cómo se logra manifestar distintas emociones, ya sea de libertad, de soledad, de frialdad, o ferocidad o, incluso, de sentimientos que llegan al corazón y que, sabemos, una vez entras en esta odisea, jamás podrás parar de sus cuerdas de acero tocar. Y por otro lado “Hijos de Caín”, un canto épico primigenio que evoca las sagradas escrituras a modo de perfecta sátira. Dicen que la mejor forma de atacar a un enemigo, es hablarle en su propio idioma y, basándose en el mito de Caín y Abel, de forma poética en un punto álgido de creatividad, proclamamos a todo pulmón que no caeremos en el juego de la sumisión, aunque nos maldigan ante sus leyes, romperemos el yugo de la esclavitud. Recordando que el destino no está marcado al nacer y elegiremos ser lo que siempre seremos: Unos hijos de Caín.

El Bombardeo.

Luego de un pequeño momento de descanso, vuelven a escena para hacernos cantar su homónima “Barón Rojo” que de triste y solitario no tuvo nada, era ver felicidad y comunidad entre los asistentes, que jamás pararon de cantar y que, por supuesto hicieron espacio para lanzarse a un tremendo mosh pit en “Resistiré” intentando resistir hasta el fin. Había momentos para bajar un poco la adrenalina, y dejar pasar el sentimiento de “Siempre estás ahí” y bueno, la energía los tenía a todos prendidos, era indudable. Con una performance en el escenario que nos mostró  todo el recital coreografías, movimientos de compenetración con el público, invitaciones a cantar y disfrutar constantemente, decidieron adicionar “El Barón vuela sobre Inglaterra” que solamente es tocada algunas veces añadiendo muchísima agitación en la cancha, y dar el cierre perfecto con “El Malo” recordando que desde pequeños supimos que la senda del bien no se nos daba, sino que siempre estuvimos claros lo que seríamos de mayor: Los malos.

El desenlace con un aterrizaje inesperado.

Todos sabíamos que el recital había terminado, pero Armando quiso contarnos una curiosidad; su hermano Carlos de Castro (Cantante líder y guitarrista), tiene un nieto nacido en Chile, cuyo nombre es Santiago, así que nos evidenciaba sobre su especial conexión y cariño con este lugar del mapa. Luego se dio tiempo para comentarnos que este país le daba sorpresas, y que estaban muy agradecidos y emocionados por el esfuerzo de una asistente, que había hecho un telón enorme colgado desde la platea con la siguiente leyenda: “Hola Barones: Soy Yasna, Fan N°1 de 1985, este es mi regalo de cumpleaños. Solo les pido una foto y “Travesía Urvana” Los amo”. Agradeciendo el gesto e indicando que esta canción realmente no la tocaban hace muchísimos años, y retribuirían el esfuerzo haciendo lo que pudieran, pero que de ahí en adelante cualquier cosa podía pasar con la ejecución,  finalizando con una broma diciendo “Y quiero aclarar que Urbana es con B”. Y ante los ojos atónitos de todos, y un aire de emoción al ver la maravillosa seña que estaban teniendo, se lanzaron con “Travesía Urbana” del disco ¡No va más! de 1988, el cual, en 14 años, solamente la han tocado 4 veces apenas, y en muy distintos lugares y años. 

Un lujo de cierre perfecto y emotivo, lleno de energía y guiños a sus seguidores. Con letras que han sobrevivido el paso del tiempo, y siguen haciéndonos sentir parte de ellos. De lograr muchas veces identificarnos con sus personajes, o con el sentimiento que describen, que también nos han deleitado con la forma poética de narrar sus historias, darnos aires de nuevos vientos, vientos esperanzadores, que hacen planear un rojo avión hasta el fin de los tiempos y hacer caer al enemigo que se nos cruce, aunque seamos solos ante la adversidad, y siempre mantenernos vociferando Larga vida al Rock and Roll, con los puños en alto y a un Volumen Brutal.

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