Reseña por: Nicolás Gacitúa

 

El pasado viernes 01 de noviembre, fuimos testigos de Mors Vincit Omnia, festival que a pesar de los cambios de alineación desde su anuncio hasta su realización, cumplieron con entregar una notable velada de alto calibre para los seguidores del death y black metal, para oídos más exigentes.

El público comenzó a llegar lentamente a Blondie pasadas las 16:00 hrs., generando una atmósfera expectante. A las 17:00 hrs., Infamovs, banda de death metal proveniente de Coquimbo, fue la encargada de dar el primer golpe de esta ceremonia. Con un sonido que recuerda a leyendas como Incantation y a bandas nacionales como Godless, Infamovs dio inicio a un ritual oscuro y denso. Su puesta en escena destacaba por su vocalista, quien, acompañado de una cruz invertida y una cadena, lanzó guturales profundos que resonaron entre el público, estableciendo el tono de la noche.

La siguiente banda en escena fue Insurrexion, quienes entregaron una dosis de metal astral, una propuesta que ellos mismos definen y que encaja perfectamente con sus letras. Su black metal, caracterizado por temas de larga duración, logró una conexión profunda con el público, especialmente en temas como “La espada de la esencia” y “La memoria de la sangre”. Durante su presentación, el público aumentaba en número, y los integrantes de Insurrexion aprovecharon la ocasión para presentar material nuevo, dejando a los asistentes con la expectativa de futuras adquisiciones.

Tras la presentación de dos exponentes locales, llegó el turno de los noruegos Ritual Death, liderados por Wraath (Björn Erik Holmedahl), quien también forma parte de proyectos como Behexen, Darvaza y Mare. En su debut en Chile, presentaron un repertorio que incluyó temas de su disco homónimo, así como EPs y splits, disponibles en su compilado “El señor de la tumba“. A pesar de algunas dificultades técnicas con el retorno de la voz, la intensidad de su black metal noruego prevaleció, y el público respondió con entusiasmo. Con un final abrupto, Ritual Death dejó el escenario, consolidando su primera aparición en tierras chilenas.

Luego, llegó el turno del debut en Chile de Misþyrming, oriundos de Islandia, cuya presencia era esperada con ansias por el público, que ya llenaba gran parte de Blondie. Misþyrming ofreció un show cautivador, con su black metal influenciado por otros actos islandeses como Sinmara y Svartidauði. Con un sonido que resonó a la perfección, la banda logró una conexión especial con los asistentes. Un detalle que muchos apreciaron fue el guiño a Metallica y Motörhead, aunque el momento más notable ocurrió hacia el final, cuando el vocalista de Ritual Death, ahora sin máscara, subió al escenario para colaborar en “The Splendour of the Trident Tyger”, un tema de One Tail, One Head, otra banda en la que participaba Wraath.

Para cerrar esta primera jornada de Mors Vincit Omnia, la banda suiza Bølzer subió al escenario. Este dúo, que ya ha visitado Chile en dos ocasiones previas, se presentó con su característico estilo crudo y poderoso. Con una revisión de temas de Aura (2013) y Soma (2014), además de su álbum Hero de 2016, Bølzer ofreció una presentación contundente que puso el broche de oro a esta primera noche en Blondie.

A la derecha del escenario, los asistentes encontraron puestos de Empyrean Collapse, Kerygma y Ritual Death, que ofrecían merchandising variado, como poleras, vinilos, CDs y tapes. Muchos aprovecharon la oportunidad para llevarse algún recuerdo especial de esta noche única.

El festival Mors Vincit Omnia continuaría el día siguiente, prometiendo una nueva jornada cargada de oscuridad y brutalidad para los amantes del metal extremo.

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